Si antes buscabas mejorar el rendimiento de tu equipo, siempre tendías a ello con la ampliación de la memoria RAM. Este era un recurso muy utilizado por los usuarios pero con la llegada de los SSD o discos de estado sólido esta tendencia ha ido cambiando y es que el aumento de rendimiento que estos equipos proporcionan es considerable. Probablemente se trate de uno de los mayores avances dentro del sector y muchos estamos deseando que el precio termine por igualarse al de los actuales discos duros algo que ocurre muy rápido. De momento nos toca sacrificar una mayor capacidad de almacenamiento en pro de un mayor rendimiento, tasas de lectura/escritura o reducción de tamaño y temperaturas. Como apuntaba antes, el precio por giga sigue siendo elevado pero ¿cómo podemos mejorar el rendimiento de nuestro equipo sin invertir en un SSD de alto coste?
Hace un tiempo conocíamos la llegada de los discos híbridos y es que vimos en nuestro canal como WD aportaba una solución que podría solucionar el problema de base que planteaban los SSD. Este sistema no terminó de cuajar y es que, aunque teníamos una memoria caché en el SSD. Pero ¿Qué ocurre sino queremos cambiar ninguno de los discos duros que tenemos actualmente? En ese caso os proponemos una solución que puede ser interesante y es la de utilizar un SSD como caché para tus discos duros mecánicos.
¿Qué pasos debéis seguir?
Primero debéis saber que vuestra placa base debe ser compatible con este sistema (la controladora SATA debe ser compatible). Si disponéis de una placa base con chipset Intel, no creo que tengáis problema alguno en ello. Más concretamente, Intel Smart Response será la encargada de hacer funcionar tu SSD como caché para los discos duros de tu sistema. Sólo tendrás que conectar tus discos duros y SSD a la controladora de Intel (puede que tu placa incorpore alguna controladora adicional para añadir más puertos SATA) y listo, ya estarás preparado para configurar tus SSD como caché.
Una vez arranquéis el equipo debéis pasar por la bios de este y activar el modo RAID. Esto es imprescindible ya que sino el cacheo de SSD no será posible y de esta forma no tendréis pérdida de rendimiento ya que el modo AHCI se mantendrá activado. En cada placa está ubicado en lugares distintos pero es sencillo de encontrar. Sino lo hacéis podéis revisar el manual de vuestra placa ya que en ella debe estar especificado perfectamente.
Claro, lo que no os he contado es que no deberéis tener instalado Windows, al menos por el momento ya que deberéis hacer una instalación limpia. Debéis instalarlo en el disco duro y no en el SSD. Una vez arrancado tu Pc, debes tener instalado Intel Rapid Storage, ya que este será el software encargado de ayudarte con la configuración. Cuando lo hayas instalado, accede al Intel Rapid. Este te enseñará toda la información de los discos duros que hay instalados en tu pc. Id a la pestaña rendimiento y después a la pestaña «Intel Smart Response». Una vez aquí, debéis pulsar en aceleración. El único inconveniente que vemos en este sistema es que de caché es de 64 GB del SSD para esta función. Deberéis marcar, además, el disco duro que pretendáis acelerar.
El precio por giga…
Hasta que los SSD no consigan ver considerablemente reducido el precio por giga, la utilización de uno de ellos como disco principal se antoja compleja. Esta configuración que os proponemos supone aumento de rendimiento aunque, todo sea dicho, puede que no llegue a ofrecer el rendimiento de un SSD, aunque siempre será mejor que la utilización de un disco híbrido ya que la caché en este tipo de equipos suele ser muy inferior a esos 64 Gb.
Acelerar nuestros discos duros de manera rápida y sencilla sin invertir demasiado es algo que muchos usuarios valoraréis positivamente ya que no todo el mundo puede permitirse un SSD de 250 GB con el que instalar y trabajar holgadamente con software y juegos.